Un inicio lluvioso

Desde el puerto de Fishguard, dejé atrás inglaterra momentáneamente para coger un Ferry hacia el puerto de Rosslare en Irlanda. Mientras estaba esperando a que llegara, me fijé en una pareja de ciclistas, Derek y Mandy que iban de viaje con alforjas ligeras y bolsas de bikepacking. Hablé un poco con ellos, y resultó que iban a hacer parte de la misma ruta que tenía planeada. Para acceder al ferry tuvimos que subirnos en unos autobuses que nos iban a dejar en la misma entrada del barco, pero me tuve que esperar bastante tiempo debajo de la lluvia hasta que nos dieron paso.


Una vez ya en Rosslare, vi algunos carteles que señalaban que estaba recorriendo parte del Camino Normando y aproveché para hacer unas cuantas fotos. Tenía pensado ir a un cámping que había buscado a 30 km de distancia, pero mientras estaba parado poniéndome el chubasquero para empezar a rodar (la lluvia iba a ser una constante en Irlanda), Derek y Mandy se pararon para saludarme y comentaron que iban en dirección a un cámping cercano, unos 5 km, que se me había pasado por alto, cerca de Saint Margaret. Así que viendo que el tiempo no tenía muy buena pinta, me decidí a ir con ellos. Fue una buena decisión porque el cámping era barato y tranquilo, además de tener la playa cerca y un bar cercano, en el que nos bebimos una pinta y unos fish'n'chips

Los siguientes días pasé por el cabo de Hook, en donde hay un Faro bastante bonito y donde las olas golpean la escarpada costa, que aunque tiene mucha altura, parecía transladada directamente de un escenario de Elden Ring, con algunas iglesias derruídas de las que parecía que iba a salir algún esqueleto de un no muerto con malas intenciones.

El mismo día del cabo de Hook, pasé por Waterford y una vía ferroviaria antigüa por la que se rodaba alegremente. Creo recordar que ese día acampé en un cámping y a última hora por la mañana, había una cantidad enorme de cuervos que graznaban como locos en cuanto salió el sol

También me encontré con Mandy y Derek el día siguiente, pero decidí seguir un camino alternativo más directo hacia la ciudad de Cork, porque a la esterilla de dormir que había estado usando desde varios años, le salió una burbuja de aire que no me dejaba dormir con comodidad. Cork resultó ser la ciudad más cercana con una tienda de equipamiento Outdoor en la que podría comprarme otra. Por suerte, tenían una Thermarest decente, que aunque me costó algo cara (por internet me habría costado unos 40€ menos), me vino genial el resto del viaje. Más tarde me encontré con ellos en el cámping cercano a Garrettstown. Éste tenía unas vistas espectaculares, y aunque para llegar a él había que subir una cuesta de unos 200 metros bastante inclinada, pude descansar hasta que llegaron ellos en mi nueva esterilla. Tuvieron la mala suerte de dejar la tienda cerca de la caravana de un Alemán con su familia, que al ver que habíamos acampado cerca, se puso un poco alterado, y aunque no le obligó, Derek decidió apartarse un poco y dejar que se calmase. Hay gente que se toma las cosas de forma inesperada. ¿Vas a un cámping y te quejas de que hay gente que acampa cerca?

El día siguiente pasamos por Clonakilty, cerca de algún castillo y acabamos en un cámping regentado por una mujer muy mayor. La carretera estaba cerca y había bastante tráfico pero no había casi nadie en el cámping. A Derek y a Mandy me los encontré en el mismo momento en que llegaba yo, pero se habían metido por algún camino que google maps les indicó y les hizo la liada padre, porque les tocó cruzar una carretera de dos carriles por sentido. Yo en cambio, tuve suerte y me llevó por un camino rural cercano. No te puedes fiar de Google maps. Cada vez lo tengo más claro. Sólo estábamos nosotros y un coche que se acercó más tarde. Era un chico que vivía en el coche. Parece que trabajaba con el ordenador en algún lugar cercano y que luego iba a dormir al cámping.



Al día siguiente llegué bastante temprano a un cámping llamado "The Meadow Camping Park". Llegar pronto y con sol, me permitió lavar la ropa y la sábana del saco de dormir. Hay que ver el mal olor que llega a pillar la sábana después de unos cuantos días. Me parece que el problema es que es de algodón y al estar metido en el saco de dormir, no hay mucha transpiración, lo que hace que sea recomendable lavarla cada semana como poco. Es preferible lavar la sábana antes que el saco, y en un viaje de este tipo, lavar el saco es casi imposible. También he descubierto últimamente que la sábana de seda que vende el decathlon, es mucho mejor evitando olores.


El cámping estaba genial y al día siguiente aproveché para levantarme temprano e ir al círculo de piedras de Dromberg. Es como Stonehenge, pero a menor escala. Aunque no se sabe a ciencia cierta el motivo de estas estructuras (se presupone que es para observar las estrellas y los ciclos de las estaciones) en el lugar había indicaciones de que había sido un sitio de asentamiento y donde tenían construcciones que les permitían cocinar.

El resto de kilómetros entre acantilados fueron tranquilos, hasta que llegué a un cámping de caravanas en el que tenía pensado quedarme, pero infeliz de mí, que no suelo reservar sitio, me vi obligado a hacer cámping libre cerca de una playa a última tarde de la noche. Resulta que no aceptaban tiendas de campaña. Pero después de buscar algún sitio más o menos apartado, al final pasé buena noche, no sin llover una buena parte de ella.

Los siguientes días fueron zigzagueando la costa a través de subidas y bajadas bastante pronunciadas en algunos tramos. Normalmente no son muy pronunciadas y se hacen bien, pero muchas veces te encuentras carreteras que bajan casi al nivel del mar y en unos 200 metros te toca subir 20 o 30 metros. Algunos desniveles cercanos al 20% que se repetían varias veces. Eso acaba con las fuerzas y las rodillas. A partir de este punto fui encontrando molestias en las rodillas que no me abandonarían en todo el viaje.


Ya el día 1 de Julio, terminé el día en el cámping de Allihies. Era una granja con una zona de acampada muy grande cerca de la playa que estaba llena de caravanas, pero en la parte trasera había una zona de césped también muy grande donde acampé de lujo

El siguiente día me adentré en la zona de las Highlands de Kerry, con un ambiente un poco más de montaña y aislado con unos lagos muy bonitos y grandes espacios abiertos. En esta parte no encontré cámping donde dormir, pero acabé encontrando un albergue genial llamado Climbers Inn por unas 30 libras con la cena incluída. Había mucha gente comiendo en el comedor a la hora en la que llegué, pero pude dejar la bicicleta en un pasillo y descansar tranquilamente

El siguiente día me esperaba el paso Ballaghasheen, con unas pendientes bastante difíciles que me hicieron bajar de la bicicleta y empujarla un buen rato. Sobre todo cerca de la cumbre. No veas lo que pesaban las alforjas en esa subida, pero menos mal que el asfalto, aunque no estaba en muy buenas condiciones, me permitió subirlo más o menos bien. Si hubiese sido un camino de gravel, me las hubiese visto canutas. Subí con un grupo de bikepackers que iban ligeros, y aún así ellos también lo pasaron mal, pero me subió la moral que incluso sobrepasé a alguno de ellos. Si es que no hay mejor entrenamiento que hacer kilómetros, y yo llevaba casi 3 meses en bicicleta pedaleando diariamente. Me los encontré descansando en el cámping Mannix Point, uno de los más bonitos en cuanto a vistas y a ver el anochecer en los que he estado, decidiendo si querían continuar o no. Al final siguieron su ruta y yo hice el ckeckin con el responsable de turno, que me sugirió en tono de broma que me quedase más de un día para disfrutar del sitio. Tendría que haberle hecho caso.

La siguiente etapa sería hasta llegar al cámping Inch Beach, cerca de la bahía de Dingle. En esa playa se rodaron escenas de la película La hija de Ryan, y tenía que aprovechar para estar por ahí cerca y hacer unas cuantas fotos. El cámping era muy sencillo y las duchas, de éstas que tienen puertas pero están muy expuestas al exterior, con lo que si hace frío te hielas. Pero bueno, sirven para salir del paso.


El día siguiente pasé por el paso de Dingle (el Conor pass) es el más alto de Irlanda, con casi 500 metros y que se sube con una pendiente muy regular entre el 7 y 8% durante unos 5 km. Muy asequible dado mi estado de forma actual y los otros pasos que he ido subiendo. Acabé en un cámping cerca de la ciudad de Tralee, en la que aproveché para caminar por un parque con un paseo llamado "Rose Walk" lleno de flores y bien conservado

Me pasé de largo los acantilados de Moher, pero habiendo visto tantos hasta ahora no pensé que sería muy interesante. Seguramente estaba equivocado, porque por lo que vi más tarde, parece ser un lugar muy famoso. Los siguientes días fueron pasando hasta llegar a Galway. Según me habían dicho, era una ciudad muy bonita, y aproveché para reservar un hostel y darme una vuelta por la ciudad. Lo único, fue que había que subir la bicicleta a pulso bastantes escalones, pero por lo menos podría dormir tranquila en un cuarto de las herramientas. Y ya que estaba por Irlanda, aproveché para tomarme una cerveza negra Murphy's. Entré al pub más Irlandés que encontré, le pedí al camarero por favor, educadamente, una cerveza, y me pareció que le hizo gracia de alguna forma la manera en que lo dije. Lo interpreté como que la gente raramente pide las cosas "por favor" por estos lares, pero acostumbrado de viajes anteriores a Alemania en los que es la norma, lo hago por defecto. Así que salí del pub "contentillo" y dando una vuelta encontré a una mujer que había hecho un mural con sus fotos en blanco y negro para venderlas. Me gustó mucho una foto de un hombre muy anciano, con la piel castigada y tocando una "penny whistle", que es una flauta típica Irlandes. Y digo Irlandesa sin estar muy seguro, porque parece que también los escoceses le tienen mucho aprecio.

Los siguientes dos días los dediqué a cruzar Irlanda de Oeste a Este para llegar a Dublín. El camino fue muy plano, cosa que agradecí en gran medida, y las colinas y la costa se convirtieron en un paisaje más agreste, lleno de campos de pasto para animales. En realidad llegué un poco al sur de Dublín y me quedé en el cámping para coger un tren que me llevaría a Belfast donde hice noche en un hostal llamado Lagan Backpackers. El sitio estaba bien porque estaba bastante cerca del centro, lo que me permitió visitar bastantes sitios. Ese día caminé bastante, pensé que más de lo que debía porque me empezó a doler bastante la espalda en un sitio cercano a donde está el barco turístico de unas imágenes más abajo. Recuerdo que tuve que sentarme hasta que se me pasó el dolor y lo achaqué a problemas de espalda por estar todo el día con la bicicleta y al esfuerzo continuado de tantos días. Pero con la sabiduría que me da el presente, ahora sé que el dolor de espalda se debía a otra cosa que me iba a pasar factura más adelante y que relataré en los siguientes posts.


Por ahora, basta con saber que esta parte del viaje por Irlanda me gustó muchísimo, que es una parte genial para explorar en bicicleta a pesar de tener bastantes tramos rompe piernas con las contínuas subidas y bajadas, pero que el paisaje con sus acantilados y el entorno en general, es fantástico